Singapur, Japón y Finlandia enseñan el ABC de la educación

DAl igual que un jardinero cuida sus plantas para que florezcan, los países líderes en educación cultivan el conocimiento y las habilidades de sus estudiantes, nutriéndolos con desafíos y oportunidades únicas para su desarrollo. Sin embargo, lamentablemente, no podemos presumir de la misma situación en Latinoamérica. 

Pero lejos de desmotivarnos, esto nos impulsa a mejorar, a avanzar y a desafiar el sistema. Así que para encender una chispa de inspiración y transformar los campos educativos en Latinoamérica, exploraremos los casos de Singapur, Japón y Finlandia: países reconocidos por su excelencia en la educación, según los resultados de la Encuesta PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes). 

Igualmente, analizaremos la correlación existente entre estos países y los indicadores educativos de América Latina. ¿Emocionado? Nosotros también, así que comencemos ahora mismo.

¿Qué es la Encuesta PISA?

Como te comentamos anteriormente, este es el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Programme for International Student Assessment, PISA). El cual consiste en una prueba elaborada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con el objetivo de examinar algunas habilidades en lectura, matemática y ciencias de jóvenes de 15 años que asisten a la escuela, independientemente del año que estén cursando.

De acuerdo con esta encuesta, existen algunos países que actualmente representan la puerta al futuro de la educación.

Singapur

No es casualidad que esta región sea la primera de la que hablemos, ya que ha destacado consistentemente en los resultados de la encuesta PISA, ubicándose en los primeros puestos en las áreas de matemáticas, ciencias y lectura. 

¿Y qué hacen para ser tan buenos? Pues, algunas de las principales características de su sistema educativo incluyen:

Enfoque en la enseñanza de habilidades fundamentales

El sistema educativo de Singapur se enfoca en desarrollar habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad desde una edad temprana.

Maestros altamente capacitados

También se valora la formación y el desarrollo profesional de sus docentes, asegurando que estén bien preparados para impartir una educación de calidad.

Plan de estudios riguroso

El currículo de Singapur se enfoca en una combinación equilibrada entre conocimientos académicos y habilidades prácticas, promoviendo un aprendizaje integral.

Japón

Por otro lado, literalmente, la tradición y excelencia educativa de Japón siempre lo han hecho destacar como uno de los mejores en cuanto a aprendizaje. De hecho, su sistema educativo es la base de su éxito económico y tecnológico. 

Algunas características destacadas son:

Valoración de la disciplina y la responsabilidad

La educación en Japón fomenta la disciplina, la responsabilidad y el respeto hacia los demás, creando un entorno propicio para el aprendizaje.

Énfasis en la participación activa

Se alienta a los estudiantes a participar activamente en el proceso de aprendizaje, promoviendo la autonomía y la iniciativa.

Educación integral

Además del enfoque académico, el sistema educativo japonés se preocupa por el desarrollo emocional, moral y social de los estudiantes.

Finlandia

Pero si nos preguntas por un país pionero en innovación y equidad en la educación, sin duda alguna debemos destacar a Finlandia, que ha sido ampliamente reconocida como un modelo de éxito. 

De este lugar, podemos aprender sobre: 

Igualdad

Finlandia ha logrado reducir las brechas de desigualdad educativa, equilibrando las oportunidades para todos los estudiantes, independientemente de su situación, origen o entorno. 

Flexibilidad curricular

Además, su sistema educativo promueve una educación personalizada y flexible, adaptándose a las necesidades individuales de los estudiantes.

Valorización de los educadores

Igualmente, este lugar tiene una alta consideración por la profesión docente, atrayendo a los mejores talentos y brindándoles autonomía en su trabajo.

¿Cuánto de esto no está pasando en Latinoamérica y por qué?

Comencemos por destacar que en América Latina enfrentamos ciertos desafíos en nuestro sistema educativo, que se ven reflejados en bajos indicadores de rendimiento. Algunos de ellos son:

  • Desigualdad socioeconómica. La disparidad económica y social en la región afecta el acceso a una educación de calidad, perpetuando la brecha educativa.
  • Muchos países latinoamericanos destinan recursos limitados a la educación, lo que dificulta la mejora de la infraestructura y la formación docente.
  • Por otro lado, en algunos casos, los sistemas educativos latinoamericanos aún se centran en la memorización y la reproducción de conocimientos, en lugar de promover habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas.
 
Concretamente, según un estudio de la UNESCO, aproximadamente el 63% de los jóvenes latinoamericanos completan la escuela secundaria, pero el 20% con mayor capacidad económica tiene cinco veces más probabilidades de hacerlo que el otro 20%. 
 
Sin embargo, esta desigualdad educativa no solo tiene sus bases en los ingresos de las familias. Se ha demostrado que los hablantes de lenguas indígenas y afrodescendientes, así como las personas jóvenes con discapacidad, tienen un 10% menos de probabilidades de asistir a la escuela.

Reescribiendo nuestro futuro

En una región caracterizada por la desigualdad y la infantilización de la pobreza, la educación guarda en sí un potencial de transformación. Hoy más que nunca es necesario implementar políticas para garantizar mejores oportunidades de vida a nivel individual, pero también para asegurar un futuro con mayor cohesión social, e instituciones capaces de responder a los grandes desafíos de las próximas décadas.

En la Universidad de Investigación e Innovación de México estamos conscientes que es necesario producir conocimiento científico-práctico a través de la formación de investigadores de alto nivel en el área de educación. 

Los educadores deben contar con conocimientos, habilidades y actitudes capaces de desarrollar e innovar procesos pedagógicos, generando bases de conocimiento práctico en materia de enseñanza, aprendizaje, evaluación, calidad educativa, administración educativa, tecnología educativa y docencia, así como soluciones aplicables a la realidad educativa globalizada en todos los niveles educativos y en beneficio de la sociedad.

En pocas palabras, la mejora de la educación latinoamericana está en las manos, obviamente, de los educadores. Es nuestra responsabilidad obtener herramientas pedagógicas innovadoras e impartir los mejores conocimientos posibles, enfocados en romper paradigmas, innovar y llegar a un nuevo nivel educacional. 

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