El síndrome del impostor puede aparecer incluso en tus mejores días. Logras cumplir tus metas, recibes elogios, pero en el fondo sientes que estás engañando a todos. Como si no merecieras el reconocimiento que estás obteniendo. Crees que no eres lo suficientemente bueno, que fue pura suerte, contactos o simplemente estar en el lugar indicado en el momento justo.
Si este pensamiento te resulta familiar, es muy probable que estés enfrentando el síndrome del impostor. Esta sensación afecta a muchas personas, especialmente a jóvenes profesionales que ya están trabajando y luchan por crecer en su carrera, sintiendo constantemente que no están a la altura.
¿Qué es el síndrome del impostor?
El término fue acuñado en los años 70, pero sigue más vigente que nunca. Se refiere a ese sentimiento persistente de duda respecto a nuestras habilidades, logros y lo que nos merecemos. Las personas que lo experimentan tienden a minimizar sus éxitos, atribuyéndolos a factores externos como la suerte o la ayuda de otros.
En el entorno laboral, este síndrome puede hacerte pensar cosas como: “Seguro se equivocaron al contratarme” “No estoy calificado para este proyecto” o “En cualquier momento se darán cuenta de que no sé nada”
Lo irónico es que muchas veces estas sensaciones aparecen justo después de un logro importante. Presentaste un gran proyecto, te ascendieron o te eligieron para liderar algo nuevo… y aun así, en vez de sentirte orgulloso, te invade la duda.
¿Por qué pasa esto?
Atrás de esa sensación puede haber una combinación de factores: presión social, estándares imposibles, ambientes competitivos, comparación constante y una autoexigencia brutal que no siempre es justa contigo mismo.
También hay algo generacional en esto. Crecimos con la idea de que teníamos que ser exitosos al ser jóvenes, dominar varias habilidades al mismo tiempo y, de preferencia, tener un emprendimiento rentable antes de los 30. Pero la verdad es que eso no es realista para nadie.
¿Cómo enfrentarlo?
Aunque no hay una fórmula mágica, sí existen estrategias para convivir con el síndrome del impostor sin dejar que te frene:
- Habla de lo que sientes: Compartir tus dudas con colegas o amigos de confianza puede ayudarte a darte cuenta que no estás solo. A veces basta con oír un “yo también me he sentido así” para desactivar parte de la ansiedad.
- Revisa tus logros, no sólo tus pendientes: Haz una lista (mental o escrita) de cosas que has logrado gracias a tu esfuerzo. Desde proyectos terminados hasta habilidades que has desarrollado. Te sorprenderá darte cuenta de que no todo fue suerte.
- Acepta que no tienes que saberlo todo: No eres un robot. Estás aprendiendo, creciendo y equivocándote de vez en cuando. Es normal no tener todas las respuestas. La clave está en la actitud para seguir aprendiendo.
- Rodéate de personas que te reten, no que te hundan: Trabajar en entornos que valoran el crecimiento, el aprendizaje y el apoyo mutuo hace una gran diferencia. Si te encuentras constantemente en ambientes donde todo es crítica, es momento de replantear.
- Invierte en ti y en tu formación: Una forma poderosa de contrarrestar el síndrome del impostor es adquirir herramientas sólidas que te hagan sentir más seguro profesionalmente. No como una forma de “demostrar que vales”, sino como una manera de evolucionar y consolidar tu perfil.
¿Y si das el siguiente paso?
resuelto para empezar. Al contrario: muchas veces, empezar es lo que te ayuda a ordenar, aclarar y definir tu camino.
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Además, el enfoque es flexible, práctico y está orientado a formar líderes capaces de manejar la complejidad de proyectos actuales en múltiples sectores. Y lo mejor: es un espacio donde lo que sabes (y lo que aún no sabes) se valora como parte de tu crecimiento.
El síndrome del impostor no desaparece mágicamente. Pero tampoco tiene que definirte. Reconocerlo, hablarlo y tomar acciones para fortalecer tus habilidades puede marcar una gran diferencia. Y si estás pensando en dar un paso importante en tu carrera, no esperes a sentirte “suficientemente preparado”. Quizá la mejor forma de dejar de sentirte como un impostor… es comenzar a actuar como el profesional que ya eres.
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